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domingo, 24 de mayo de 2015

El fervor de los sevillanos no decae bajo la lluvia pero el dorado sí

Mª Auxiliadora salvaguardada por la lluvia. MARCELINO
Dentro de la Iglesia se escuchaba al capataz gritar "que nadie toque el dorado" del paso porque podría caerse. Los niños corrían a sus padres para refugiarse y la banda tapaba sus instrumentos con bolsas de plástico.

El 24 de mayo amenazaba con lluvia y finalmente se cumplieron los pronósticos, la procesión de Mª Auxiliadora y San Juan Bosco tuvo que cambiar inesperadamente su recorrido por la lluvia y salvaguardarse en la Parroquia de San Diego de Alcalá.

A la altura de la calle Urbión se apagaron los cirios por el aire y empezó a caer una tromba de agua al paso de Don Bosco. El paso de la Virgen que iba detrás fue el primero en dar media vuelta rápidamente y retroceder a hombros hasta la Parroquia de San Diego ante el estupor de los fieles que no sabían lo que iba a pasar con la procesión. Desde la calle se pedía con desesperación que por favor a la gente que estaba en sus balcones no arrojaran pétalos a la Virgen porque podrían dañar el paso. Se podía respirar la tensión en el ambiente y aún más cuando el paso llegó a la iglesia donde no cabía ni un alfiler porque también se metieron las personas que seguían la procesión para no mojarse y todavía quedaba por llegar el otro paso.

Una vez más se plantea la duda de si es mejor suspender una procesión a pesar del sentimiento de pena y estar todo un año esperando ese momento o, por el contrario, arriesgarse y salir cuando el cielo amenaza tormenta. Está claro que es preferible esperar un año y que las imágenes no sufran ningún daño ni se deterioren por la lluvia, antes que procesionar y tener que buscar refugio por la lluvia, que no siempre tiene por qué estar cerca.

Marcelino Mora Valero.

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